martes, 27 de febrero de 2018

Keter



Kéter-Corona es la “profundidad de bien”, ya que es la sefirá más cercana al Creador. Por esta misma razón, Maljut, la última sefirá, es descrita como la “profundidad de mal”. Esto no significa que, en sí misma, Maljut sea realmente mala, ya que todas las sefirot son totalmente buenas en un sentido absoluto. 

Lo que quiere decir es que como Maljut apunta en una dirección que se aleja de Hashem, se dice de ella que representa una dirección de mal. Además, Maljut se corresponde con la última letra he del Tetragrama y representa “la mano que recibe”. 
Esto implica que Maljut es un recipiente de un bien. Así pues, es “mala” solamente en el sentido de que representa la ausencia de un bien. Puesto que Kéter-Corona se halla en un nivel más allá de nuestra comprensión, el máximo nivel que puede ser captado es Jojmá-Sabiduría. 

Por esta razón, Kéter es también definido como “eternidad”, es decir, el tiempo infinito que la mente humana no puede penetrar ni sondear. En cambio, Jojmá-Sabiduría y Biná-Inteligencia representan el comienzo y el final del tiempo, la profundidad del pasado y la profundidad del futuro. Al igual que la letra yod del Tetragrama, Jojmá-Sabiduría representa el potencial indiferenciado de la existencia que el Creador desea otorgar. 

Por su parte, Biná- Inteligencia, que se corresponde con la primera letra he del Tetragrama, representa la “Mano” que define la existencia o, en este contexto, el futuro que contiene lo que el pasado le ha dado. Finalmente, en la interfaz situada entre el pasado y el futuro, se encuentra el sistema continuo tridimensional del espacio, la cual consta de seis dimensiones y está representada por la letra vav . Junto con la cuarta dimensión temporal y la quinta dimensión espiritual, constituyen un universo de cinco dimensiones representado por las cuatro letras del Tetragrama -y, YHVH]. 

Sólo después de describir este sistema continuo de cinco dimensiones definido por las sefirot, es que el Séfer Yetzirá se refiere al Creador como el “Maestro Singular”. El término hebreo para “singular” utilizado aquí es Yajid, que denota unidad y unicidad completas y absolutas. La unidad y unicidad del Creador es absoluta. Él no es como una persona que está compuesta por elementos diversos. Él no es, ni siquiera, como el más simple objeto físico, ya que incluso ese objeto está compuesto de tres dimensiones. 

 Decir que el Creador está delimitado por dimensiones equivaldría a introducir un elemento de pluralidad en su esencia, lo cual contradice Su unidad. Habiendo definido el Séfer Yetzirá el sistema existencial de cinco dimensiones, uno podría sentirse tentado a pensar que el Creador mismo es un Ser de cinco dimensiones. Para excluir esto, el texto enfatiza Su unidad y unicidad. 

Esto indica que el concepto de “dimensionalidad” no es aplicable en absoluto al Creador. Aunque Él puede relacionarse con el universo como un “Rey Fiel”, Él mismo permanece más allá de nuestra comprensión. En este sentido, la expresión “eternidad de eternidades” apunta a una realidad que se halla incluso más allá de la atemporalidad.


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